Los intereses de Mar Cubero (Madrid, 1990) son tan poco concretos como persistentes. En su obra (que tiene una evidente inclinación hacia las formas orgánicas y al empleo de materiales naturales) apreciamos una investigación en torno a las cualidades esenciales de los objetos (el peso, su lugar en el espacio, su densidad, su textura, etcétera). Esta investigación se desarrolla fundamentalmente movida por una curiosidad casi infantil, a través de preguntas tan extrañas como apasionantes: si los árboles crecen hacia arriba o hacia abajo, cuáles son las consecuencias del peso de los objetos, en qué punto se encuentra la horizontalidad con la verticalidad. Esta curiosidad produce piezas sencillas, llenas de sutilezas, que mantienen una tensión equilibrada entre lo natural y lo procesado, entre el material y eso que llamamos «obra».