Exposiciones

Amanhar Dalila Gonçalves Del 17 de septiembre al 30 de octubre Santiago

AMANHAR*

* En portugués, el verbo amanhar se refiere a: cultivar, tratar la tierra; poner en orden: ordenar, arreglar, limpiar. "Amanhar o Peixe" es una expresión de uso común que significa preparar, limpiar, disponer el pescado para poder cocinarlo. El verbo también se usa en la acción de dar una mejor apariencia (arreglar, acomodarse, componer); también se refiere a quien se aprovecha de algo o cuando se alcanza un entendimiento.

 

La anatomía de un crimen

"Gobierna un país grande con la misma pericia con la que fríes un pez pequeño".

Tao Te Ching

 

La violencia inherente al escultor atraviesa todas las obras de esta exposición. No una violencia desordenada, sino todo lo contrario. Lo que se nos muestra es una minuciosa decantación del cruce de líneas que giran en torno al verbo “amanhar”.

Violencia meticulosa de la composición. "Amanhar". Componer.

Amanhar se dice de la tierra y del pez

Si existen en estas piezas confluencias entre elementos, evocaciones del agua y la tierra, se deben a las redes de significado que las propias obras abren en la cercanía de unas con otras. El milieu acuático del animal pez, encarnado internamente en su propia escala; el milieu terrestre que aparece en la estructura del invernadero para referirse a los ciclos de trabajo de la mano humana, agrícola, cultural.

Extraer los gestos y los animales de su entorno para reubicarlos en un diálogo mutuo, mostrar las confluencias significativas del lenguaje, aquellas que olvidamos cada vez que las decimos. De este modo el sentido se reúne aquí de nuevo, y se extiende radialmente en los puntos oportunos: amanhar se dice de la tierra y de los peces y aquí tenemos la gran pieza de cerámica despiezada, modular y a la vez entera.

Se trata de Exo-estructuras. Los rellenos se han extraído, las entrañas se han limpiado. El interior se muestra ya sin contenido ni continentes. Esa es la violencia que opera aquí. ¿Por qué diseccionar? - preguntamos. En el caso de Dalila Gonçalves, diseccionar es una misiva poética. Poética en el sentido de reemplazar, "poner con ...", amanhar, diríamos, meticulosamente porque así se desvela un método. ¿Qué método? El de voltear en círculos objetos que se conectan en los términos más olvidados, por cotidianos, del lenguaje. La conexión se intuye al principio, operando sobre los objetos en su contexto, en la materia y en los encuentros de quien camina mucho, porque la vocación de la intuición es pedestre. Una vez encontrados los objetos o principios de la obra, se estudia la conexión porque esta se produce muy rápidamente en una red radial de significado; lo que interesa, al fin y al cabo, es vaciar la literatura y llegar a lo literal porque lo literal brilla y nos hace sentarnos en la raíz de las palabras.

En la línea de las exo-estructuras que el amanhar descubre tenemos dos instancias más:

En una de las paredes de la galería, vemos un conjunto de bajorrelieves de porcelana con impresiones de dibujos esquemáticos, fórmulas, cálculos de movimiento y fuerzas terrestres, hechos a partir de matrices utilizadas para imprimir los estudios de los ingenieros de minas. En una de estas impresiones se puede leer “equilibrio de nudos” - área de estudio de ingeniería estructural, territorio y construcción en la que el “sistema de nudos” se usa comúnmente para la construcción de puentes. Cabe señalar que “nudos” en portugués (y en gallego) tiene el doble significado de primera persona del plural (nosotros) y sustantivo (el plural de nudo).

Tal conjunto recuerda, en una primera mirada, a la vista aérea de un territorio con petroglifos inscritos en el suelo. El carácter esquemático de los dibujos nos lanza a una especie de contemplación inquisitiva porque sentimos que son un lenguaje que huye de nuestro desciframiento inmediato.

Del diagrama pasamos al mapa, personificado en la fotografía que muestra un caracol sobre una bola de baloncesto cuyo desgaste y erosión hacen que parezca un globo terrestre. Una vez más, la perspectiva a vista de pájaro se utiliza como dispositivo para resaltar una relación peculiar con la “estructura”. Se ve al caracol dando vueltas alrededor de la pelota. Hay un doble despliegue de la idea de mapa entendido como exo-estructura, plana, esta vez. En las bolas de baloncesto se encuentran las líneas características que reproducen las líneas de la cancha – llamada de atención para una poética de las superficies - juego entre el mapa plano del campo y el mapa esférico del globo. El caracol pasa a personificar el principio de adherencia del cuerpo a la superficie, portando también “un mundo” que vuelve a ser exo-estructura, casa en espiral, que habita girando, encogiéndose y dilatándose. El cuerpo blando del caracol se convierte en un puente orgánico, un eje de conexión que alterna el interior y el exterior de dos mundos que son reversos el uno del otro.

 

Francisca Carvalho

Lisboa, 5 de septiembre de 2020

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