Rubén Santiago. POV. Pensemos.
Ángel Calvo Ulloa
Me habla Rubén Santiago del motivo por el cual esta exposición se titula POV. La razón es en principio puramente práctica, una cuenta regresiva que va camino a un punto cero, y que trata además de vincular los proyectos que Rubén va desarrollando, obligándose a llevarlos hasta el fin mismo de las consecuencias. Si la primera muestra en Nordés llevaba por nombre OMEN (O Monte É Noso), una afirmación que se refería en concreto a las luchas que en Galicia se libraron en los setenta por la titularidad de los montes comunales, pero que llevaba implícitas muchas de las causas a las que el pueblo se enfrentó en aquellos años del mito llamado Transición, POV echa mano de una cuestión tan amplia como es la de la noción del punto de vista (Point Of View). Y el punto de vista, lejos de su denominación como concepto, esa que obliga a escribirlo en mayúsculas, es un falso singular.
El punto de vista fotográfico, quizás el que más se aproxima a lo que Rubén Santiago quiere abordar con su mención, ha sido tratado en abundancia por la teoría de la fotografía a lo largo del siglo veinte, que pasó de resaltar, frente a la pintura, los beneficios de la objetividad de la lente, a descubrir posteriormente la subjetividad del ojo, la inocencia perdida de nuestra mirada. En esa línea afirmó en 1972 el teórico y fotógrafo Takuma Nakahira que incluso una sola fotografía hecha por un solo fotógrafo es resultado de una elección. Y añadía que la realidad captada en una fotografía -un centímetro más a la derecha o más a la izquierda- despliega otra realidad que se le parece sin acabar de ser igual. Entiendo que la elección de Rubén Santiago al substraer parte del contenido de una serie de hojas pertenecientes a periódicos, revistas o folletos de diversa procedencia responde también a una elección que busca afectar ese acto comunicativo, generando una otra subjetividad, distinta de la que al completo aportaba ya la información dada por el documento.
Las imágenes que Rubén presenta en POV están privadas del texto que originalmente las envolvió. El título de la serie, X images Y words, modificado según el número de fotografías y palabras que componen originalmente las páginas, reduce la intencionalidad o la elección de la que habla Nakahira a una simple referencia numérica que supedita en gran medida la percepción, convirtiéndola en una acción mecánica, liberada de unos condicionamientos, pero obviamente presa de otros. Sobre esta cuestión señaló también Nakahira que en la actualidad -la actualidad a la que alude es la de 1972, pero en cincuenta años la premonición solo ha terminado de confirmarse-, la cantidad ingente de productos impresos que se distribuyen diariamente, desde periódicos y revistas hasta folletos y catálogos, así como los canales de televisión que emiten durante casi todo el día, nos exponen, queramos o no, a la multiplicidad de realidades que producen, que además son realidades fragmentadas.
Como realidad fragmentada, existe no obstante un matiz en este punto de vista de Rubén Santiago que provoca un juego de dar y quitar, apuntando a una complicidad con el espectador. Y me explico: Si echásemos un ojo a la parte trasera de cada una de estas hojas, encontraríamos una información precisa de su fuente, o por lo menos los datos a los que Rubén ha sido capaz de acceder. Existe por lo tanto una intencionalidad a la hora de tapar el texto, eso es innegable, pero esta no pretende eliminar la información de un modo irrevocable, sino ocultarla para hacer evidente la existencia de un punto de vista. También las capas de acrílico blanco que se aplican sobre las páginas, de manifiesta carga gestual, están lejos de pretender una neutralidad mecánica. Son las manos del artista las que se encuentran detrás del gesto, y es el propio artista el que quiere que conozcamos ese dato. Sobre esto se cuestiona Leire Vergara: ¿Puede ser la opacidad todavía hoy una opción para habilitar procesos colectivos y producir imaginarios disidentes? Pensemos en el gesto de Rauschenberg borrando el dibujo de De Kooning, o en las grietas surgidas en una de las versiones del cuadrado negro de Malevich. Pensemos en aquel Daniele da Volterra apodado il Braghettone por prestarse a tapar los genitales de las figuras que Miguel Ángel pintara en su Juicio Final. Pensemos en la respuesta que supuestamente el propio Miguel Ángel le dio al Papa cuando este le pidió que adecentase las figuras: Haga usted del mundo un lugar más decente, y las figuras se adecentarán solas. Y pensemos también en la importancia de esa trasera, de la cara b de los objetos como fuente de información, como ya pensó Lina Bo Bardi cuando presentó la colección del Museu de Arte de São Paulo sobre caballetes de vidrio, para que lo oculto quedase al descubierto, para mostrárselo a todos los espectadores. Pensemos.
Este será el nexo que Rubén establezca entre esas páginas parcialmente veladas y las quince cintas BASF que componen Two Sided, unos registros sonoros encontrados en torno a 2008, en una de las casas que el artista habitó en Madrid, y que lo acompañaron desde entonces a cada nueva vivienda, sin haber sido reproducidas nunca, desconociendo hasta hoy su contenido. Ahora las bobinas se presentan con un magnetófono que cada noche, justo cuando la galería cierra, las reproduce, una por día, por una de sus caras, hasta completar las treinta caras, dos por cinta, sin que nadie las pueda escuchar, ni siquiera la persona que pulse el PLAY, que a petición del artista deberá llevar puestos en ese instante unos auriculares de protección, de esos que sirven para evitar lesiones frente a sonidos dañinos. ¿Quién escucha entonces esas cintas? Nadie. Por eso el grado de información que tanto nosotros como el artista tenemos frente a ellas, al igual que frente a esas páginas cuyo texto ha sido ocultado, ha sido acotado.
POV es un proyecto en curso, que por su naturaleza no tiene fin, que depende en gran medida del punto de curiosidad insatisfecha al que decida exponerse Rubén Santiago. POV es un acontecimiento que podría ser frustrante, que hace evidente el nivel de desconocimiento al que nos enfrontamos no solo cuando atravesamos la puerta de la exposición, sino en el día a día, cuando la información se muestra velada u ocultada. Dice Walter Benjamin: Subrayando, patética o fanáticamente, el aspecto enigmático de lo enigmático no hay avance posible; el misterio lo penetramos sólo en la medida en que lo reencontramos en lo cotidiano, gracias a una óptica dialéctica que nos presenta eso cotidiano en su condición de impenetrable, presentando a la vez lo impenetrable en su condición de cotidiano. Pensemos.
Rubén Santiago (Sarria, Lugo, 1974)
Vive y trabaja en Oporto, Portugal.
Estudió escultura en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid y en la Escuela Superior de Arte Massana de Barcelona. Su práctica artística escudriña los mecanismos por los cuales se forma la memoria colectiva y plantea una reflexión poética e incisiva sobre cómo distintas sociedades gestionan y regulan el valor simbólico. Su cuerpo de trabajo se despliega mediante instalaciones, proyectos contextuales y específicos, mecanismos online, vídeo, objetos, publicaciones y otros artefactos culturales.
Adoptando estratégicamente procesos a largo plazo y metodologías continuas, Rubén ve su práctica como una experiencia extendida que impregna cada aspecto de su vida diaria. Las presentaciones públicas de su trabajo se convierten en herramientas de negociación mediante las cuales busca cuestionar y recalibrar las definiciones de lo real.
Rubén Santiago expone internacionalmente de forma regular desde el inicio de los años 2000.
Ha presentado obras y proyectos en espacios como el Van Abbe Museum, Eindhoven (Países Bajos), el Centre Pompidou, París (Francia), el CCCB (Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona), CGAC (Centro Galego de Arte Contemporánea) y CCEBA, Buenos Aires (Argentina), entre otros.
También ha participado en programas de arte público, así como en galerías y espacios experimentales y proyectos colectivos, desplegando una praxis que en ocasiones expande las áreas de actuación habitualmente atribuidas a la figura del artista.
Su obra se encuentra en colecciones como: CGAC, Santiago de Compostela; Fundación Caixa Galicia, A Coruña; Mediateca del C.C. Montehermoso, Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz; Fundação PLMJ, Lisboa, Portugal; Colección Luis Adelantado, Valencia y colecciones privadas.
*Esta exposición contou co apoio do Concello de Santiago (Proxecto seleccionado dentro da convocatoria de axuda e apoio a actividades culturais para o sector profesional 2022).